Te estuve esperando desde que fuiste concebido en el vientre de tu madre.
Yo te creé y te forme, mío eres tú.
No estas aquí por casualidad, eres parte de un gran plan.
Sólo acepta en tu corazón a mi hijo Jesús como el Señor y Salvador de tu vida y estaremos contigo para siempre, no te dejaremos ni te desampararemos.
Yo te amo.